Río Rímac se tiñe de rojo: ¿Desastres ambientales o irresponsabilidad industrial?

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Miércoles 05 de Febrero 2025

El río Rímac, crucial para Lima, se tiñó de rojo el 4 de febrero, generando alarma entre los ciudadanos. Expertos aseguran que la coloración es producto de la contaminación industrial, lo que ha desatado preocupación sobre su impacto en la salud y el medio ambiente.

En las últimas horas, un hecho inusual ha generado alarma en Lima: el río Rímac, vital para el abastecimiento de agua potable y la generación de energía hidroeléctrica, se tiñó de rojo. Este fenómeno ha despertado el debate entre quienes sugieren que se trata de un fenómeno natural y quienes responsabilizan a las actividades industriales. La coloración rojiza, según expertos, es el resultado directo de la contaminación provocada por la irresponsabilidad de algunas empresas que vierten sustancias tóxicas al cauce del río.

María Angélica Villasante, experta en estudios socioambientales, señaló que la alteración del color del agua no tiene relación con causas sobrenaturales ni fenómenos naturales, sino que es producto de la contaminación industrial. La especialista advirtió que este tipo de incidentes no son aislados y que la irresponsabilidad de las empresas sigue siendo una de las principales causas de la degradación del río Rímac.

El río Rímac, que recorre 150 kilómetros, es esencial para el suministro de agua potable en Lima. Sin embargo, las actividades industriales, como la minería y la explotación de recursos en su cuenca alta, han sido señaladas como las responsables de la constante contaminación del río. A pesar de múltiples denuncias, las autoridades aún no han tomado medidas efectivas para frenar este daño ambiental.

Río Rímac se tiñó de rojo: ¿A qué se debió el cambio en su color?

 

Sedapal, la empresa encargada del servicio de agua potable, aseguró que la alteración del color del agua no afecta el suministro, ya que ocurre aguas abajo de las bocatomas de captación. Sin embargo, esta respuesta no ha logrado calmar la preocupación de la población, que sigue cuestionando el verdadero impacto de esta contaminación en la salud pública.

Este fenómeno no es un caso aislado. En octubre de 2024, el río Rímac ya había sido afectado por la presencia de metales pesados como arsénico y plomo, lo que obligó a Sedapal a suspender temporalmente la captación de agua. La falta de sanciones a las empresas responsables de estos episodios de contaminación ha generado una sensación de impunidad entre la población.

El caso del río Rímac también ha reavivado el debate sobre la eficacia de las políticas ambientales del gobierno. Activistas y ciudadanos exigen una acción más decidida para controlar las actividades industriales y evitar que los ríos se sigan convirtiendo en vertederos de desechos tóxicos.

La ciudadanía sigue pidiendo un mayor control y sanciones más estrictas para proteger los recursos hídricos, asegurando un futuro más seguro tanto para la población como para el medio ambiente.

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